
En esta edición se han mantenido las convenciones ortográficas deloriginal, incluyendo las variadas normas de acentuación presentes en eltexto. (la lista de los errores corregidos sigue el texto.) SEPTIMA PARTE: III, IV, V, VI, VII, VIII, IX, X, XI, XII, XIII. |
VICENTE BLASCO IBAÑEZ
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NOVELA
SEPTIMO TOMO
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EDITORIAL COSMÓPOLIS
APARTADO 3.030 MADRID
Imprenta Zoila Ascasíbar. Martín de los Heros, 65.—MADRID.
Alvarez después de la revolución.
Al triunfar la revolución de septiembre de 1868, Alvarez vino a España,entrando por Cataluña con algunos generales emigrados. En Barcelona sereunió con Prim, que hacía su viaje insurreccional por las costas delMediterráneo, y entró en Madrid formando parte del Estado Mayor delcélebre general, que fué acogido en la capital de España con la ovaciónmás delirante que se recuerda.
Alvarez no olvidó a su asistente, quien a los pocos días entró tambiénen Madrid, completamente convertido, pues a pesar de su sencillez, nodejaba de darse alguna importancia en vista de las atenciones recibidasen el camino.
Había desembarcado en Málaga con otros deportados políticos, y desdeallí hasta la corte su viaje había sido una serie de ovacionestributadas por el pueblo a los que se habían sacrificado por sulibertad. Perico quería seguir siendo para su amo un fiel asistente,pero para los demás aspiraba a honores de personaje, y muchas noches,mientras Alvarez estaba ausente, iba él a alguno de los clubs popularesque entonces comenzaban a formarse y recibía allí de los oradores loselogios destinados a los mártires, conmoviéndose hasta el punto dederramar lágrimas.
Uno de los más fervientes deseos de Alvarez era encontrar a don PedroCorrales, aquel inesperado y extraño protector que le había salvado lavida. Fué a la calle de San Agustín, y nadie, en aquella vieja casa,pudo contestar a sus preguntas. El policía y su moza no vivían ya allí;la vieja prestamista aun ocupaba el primer piso, pero en lasconferencia