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CASI NOVELA
por
SEVILLA
LIBRERÍA DE HIJOS DE FE
Sierpes, núm. 104
1882
MADRID: 1882.—Imp. de D.A.P. Dubrull, Flor Baja, 22
Porque es necesario que esto corruptible
se vista de incorruptibilidad: y esto
que es mortal se vista de inmortalidad.
(San Pablo: Epist. i. I. a los corintios,
cap. xv, vers. 53.)
| Capítulos: I, II, III, IV, V, VI, VII, VIII, IX, X, XI, XII, XIII, XIV, XV, XVI. |
A mediados del siglo pasado, en una plaza de Madrid, formando rinconadacon un convento, claveteada la puerta, fornido el balconaje y severo elaspecto de la fachada, se alzaba una casa con honores de palacio, acuyos umbrales dormitaban continuamente media docena de criados y unenjambre de mendigos que, contrastando con la altivez del edificio,ostentaban al sol todo el mugriento repertorio de sus harapos. Algunosaños después, un piadoso testamento legó la finca a la comunidad vecina,y en nuestro siglo descreído y rapaz, la desamortización incluyó en losbienes nacionales aquella adquisición que los pobres frailes debían alas legítimas gestiones de un confesor o al tardío arrepentimiento de unmoribundo. Un radical de entonces, que luego se hizo, como es costumbre,hombre conservador y de orden, la compró por un pedazo de pan; y trasservir sucesivamente como depósito de leñas, mesón de arrieros, colegiode niños, café cantante y club revolucionario, vino a albergar unasociedad de baile en la planta baja, una oficina en el principal, y nosé cuántas habitaciones de pago dominguero en el interior de ambospisos.
Aquella era la casa de los Tumbagas de Almendrilla. Nada queda de lasgrandezas de tan ilustre raza, y aun se teme que por falta depuntualidad en satisfacer derechos de lanzas y medias anatas, hayacaducado el título que ostentaron, y cuyo origen se pierde en la nochede los tiempos.
Como el de griegos y romanos, es incierto el origen de los Tumbagas deAlmendrilla; pero eso mismo realza la antigüedad de su ralea, pues lascosas, las instituciones y los hombres parece que adquieren importanciacon andar su nacimiento envuelto entre dudas y perplejidades de erudito.Dicho sea de paso, ninguno se ha propuesto poner en claro cuál fue lacuna de tan ilustres varones; pero si tal hubiese sucedido, nada habríasacado en limpio, pues, llegando la indagación a ciertas épocas, se paracomo ante muro de piedra o cortadura de monte, sin que se puedaaveriguar lo que hay de cierto sobre que el primer Tumbaga fuese uno delos que acompañaron a Túbal en su venid