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LA VUELTA AL MUNDO,
DE UN NOVELISTA


Vicente BLASCO IBAÑEZ

LA VUELTA AL MUNDO,
DE UN NOVELISTA

TOMO III



INDIA.—CEILÁN.—SUDÁN.—NUBIA.—EGIPTO


PROMETEO
Germanías, 33.—VALENCIA
(Published in Spain)
1925

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Es propiedad.—Reservados todos
los derechos de reproducción, traducción
y adaptación.

Copyright 1925, by V. Blasco Ibáñez.

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LA VUELTA AL MUNDO, DE UN NOVELISTA

I

LA CAPITAL DE BENGALA

Servidumbre de los hoteles de Calcuta.—Cuervos y chacales.—El«Agujero Negro».—Las vacas sagradas.—El toro, igual alhombre.—Casamientos infantiles.—Devotos de Siva y sacrificiosangriento á Kali «la Negra».—El árbol-bosque.—La fiesta anual delas serpientes.—Los «sapwallas» de Calcuta.—El faquir color devino y sus juegos extraordinarios.—Lo que sacó de una de missolapas, haciéndome saltar atrás, con gran parte del público.

El Gran Hotel de Calcuta es enorme, complicado y feo como un cuartel.Sus dueños sucesivos han ido abriendo puertas y lanzando galerías hastaposesionarse de todas las casas de la manzana. Sus habitantes tenemosque orientarnos para ir de un extremo á otro, subiendo y bajandoescaleras, atravesando salones interminables de altísimo techo,perdiéndonos á continuación en un laberinto de piezas, exiguas ytortuosas.

En su piso bajo hay bazares, abundantes en ricas telas indostánicas,pieles de tigre real, muebles de nácar y maderas preciosas. Loscomedores son amplios y sonoros como naves de iglesia. Para llegar á la{6}remota ala donde tengo mi habitación debo atravesar varios patios, cuyocentro está ocupado por kioscos. Arriba, dormitorios y corredores, conparedes enjalbegadas de cal amarillenta, tienen un aspecto miserable ytriste de cárcel.

Dichos corredores se hallan habitados por una población indígena, quecome, vive y duerme sin salir de ellos con pretexto de servir á loshuéspedes. Todos los que residen en Calcuta largo tiempo mantienencriados propios, para su servicio, además de los del hotel. Ladomesticidad es floja en su trabajo, pero en cambio, cuesta poco á losamos. El criado recibe quince rupias al mes y se procura á su modo elalimento y la cama. Todos duermen en los pasillos, ante las puertas desus dueños, en compañía de los otros servidores que pertenecen alestablecimiento. De noche, para llegar á mi dormitorio, paso entre dosfilas de indostánicos negruzcos, con grandes turbantes y ojos de brasa,que miran con una fijeza enigmática. Algunos, cansados de dormir encuclillas, acaban por tenderse á través del pasillo, y hay que irsaltando sobre sus cuerpos.

La domesticidad femenina, igualmente numerosa, se refugia en lugaresmenos frecuentados y duerme conservando su traje, parecido al de lasMadonas de la pintura italiana

...

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